Niño o adulto....

Cuando era niño hablaba, pensaba y juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre deje lo que era de niño…1°Corintios 13.11

Creo que seria genial seguir siendo como cuando éramos niños, pero así como un niño no debería de actuar como adulto, lo contrario también es irreverente, más sin embargo el Hombre debería de mantener esa inocencia de niño en su corazón, esa bondad.

Cada etapa de la vida el ser Humano adquiere a través de sus vivencias y experiencias, una forma de actuar y de pensar distinta, por lo cual avanzar en las diferentes etapas de la vida amalgamando de las experiencias vividas es una forma de avanzar en nuestro crecimiento.

Ser niño es poder esbozar un sinfín de sueños y fantasías, que con el pasar del tiempo va despertando a la realidad que se le presenta, nuestras actitudes y acciones van cambiando así como nuestras vidas o más bien nuestra forma de ir caminando en esa vereda que yo suelo llamar Vida.

La simpleza de niño siempre la recordaremos e incluso solemos añorarlas, cuantos deseamos ser niños nuevamente, y vivir el mundo de esa etapa de crecimiento vital dónde se forja el adulto de mañana. Aunque creo que ese sentimiento esta presente cuando queremos evadir la realidad y compromisos asumidos que representan una carga, más que por el hecho de tener un corazón simple de niño.

La vida exige que actuemos como los adultos responsables, así que aceptar ese crecimiento sin temores, afianzándonos y respondiendo por igual a todas las situaciones que vayamos encontrando en nuestro transitar.

Pienso como adulto, cuando tomo las cosas en serio sin alejar la alegría y el entusiasmo.

No es vivir la vida alegremente como muchos hacen referencia algunos, dejando de importarnos nada ni nadie, hablo de esa alegría que genera la risa, la sonrisa, el sentirnos felices por lo que somos y hacemos, hay personas que suelen decir llevo mi vida tan alegremente que no me importa que el mundo se pose al revés, a la final creo que ellos no son felices, y la vida en el tiempo les hace ver esa infelicidad.

Como adulto se lo que quiero, así queda atrás esa etapa del no saber que quiero, de niño se quiere todo, de adolescente se suele ser ambiguo en determinados momentos, hoy queremos algo, mañana ya no es eso sino otra cosa.

En situaciones solemos colocar en la balanza nuestras pretensiones dilucidando lo positivo o negativo para tomar decisiones y eso es bueno, mirar los pro y los contra, a diferencia de mirar lo mismo con el capricho de hoy quiero porque si, mañana ya no.

Por ello mirar una situación o cosa desde la pregunta de cuan valor puede tener en función de mis necesidades y crecimiento, es actuar con madurez.

Hablo como Hombre… cuando tengo mis ideas claras expresándolas con esa claridad que todos entiendan, sin dar las vueltas de trompo. Que pareciera decir mucho y a la vez no dice nada.

Cuando niños solemos contar mucho para decir una sola cosa, ellos se explican hasta dónde su capacidad se los permite. Sin embargo cuantos adultos hablamos como niños, parafraseamos en un lenguaje rebuscado y no dejamos ideas claras para ser entendidos.

Creo que cada etapa tiene sus vivencias y permisibilidad tratar de mantenernos en una etapa de la vida es reflejo de no desear evolucionar como seres humanos.

Sin embargo solemos decir “El niño que llevamos por dentro” más bien pienso que es negarnos a ver como somos realmente, es la forma en como vemos el mundo, en como nos enfrentamos a distintas situaciones positivamente con la fortaleza de salir airoso de cada escenario.

Así la niñez es un periodo de formación constante, que nos adecua a la adolescencia, la juventud. En ese transitar vamos aprendiendo y creciendo como niños toda esa enseñanza y aprendizaje es lo que nos va haciendo entender como adultos, lo que queremos y hacia dónde vamos como personas.

Una vez escribí en un graffiti que pedí que me pintaran en una pared en mi lugar de trabajo en una escuela. “Existo para caminar a tu lado, mas no por ti “.