Un leve pensamiento murmurado al viento

En estos días me ha llegado diversos mail, sobre los misterios de Fátima y uno de ellos que a pesar de que Lucía lo trasmitió, fue la iglesia que creyó que no debería ser revelado. Esta es la versión que conozco desde pequeña. Hoy aparecen nuevamente para ponernos alerta de grandes eventos que marcan nuestro futuro próximo.
Y es cuando me siento sobre un verde campo, cruzo mis piernas e incluso me recuesto mirando al cielo, sintiendo de cerca el olor de la grama, cierro mis ojos, y trato de percibir todo aquello que me rodea.
Y en ese silencio me pregunto, si mi hijo fuera malo, yo seria capaz de exponerlo a mil desgracias por el simple hecho de haber hecho cosas malas, O como buen padre le hubiese dado las herramientas justas para que el corrigiera sus errores.
Pues es aquí dónde cuestiono la veracidad de esas historias. Siento y creo que algo dio inicio a la vida como la conocemos, que cada ser humano sea cual sea su creencia o religión le llama de Dios, y si nos creo cuidando cada detalle en armonía sin duda creo que nos Ama, y si me creo es mi Padre, y si así es como creer que el me arrojara mil maldiciones para castigarme. Simplemente no lo creo posible.
Cuando miro mi mundo siento que cada cosa tiene un orden, esta en armonía y cuando me miro inserida en ese espacio siento que mismo yo dependo de ese orden, creo en las causa y efecto, así que cada acto que realizo tiene un resultado. Si creo en lo que por tradición se me enseño de Dios me creo en esencia igual que el, pues soy parte de él, si me dio la libertad de ser yo mismo de poseer el libre albedrío quiere decir entonces que yo decido.
Pero al ser parte de este Todo debo entender que debo vivir en armonía con cada cosa que me rodea.
Es aquí dónde para mí, radica mi duda de ese fin como se presenta, es absurdo no aceptar que el hombre rompe a diario la armonía del entorno, construyendo, modificando adaptando el ambiente a sus necesidades, de los conocimientos obtenidos ha manipulado la esencia energética y hasta humana, se ha preocupado en conocer el Universo, sin realmente adentrarse en su Universo.
Se ha impuesto como meta conocer lo exterior del mundo sin entender su mundo interior. Recuerdo una lectura dónde alguien exponía que ningún evento natural atenta contra la integridad humana, por el contrario es el hombre el artífice de su propia vulnerabilidad, explicaba esa reflexión, que un temblor de tierra o terremoto por si solo no mata, pero cierto es que miles de personas mueren ante este fenómeno aplastadas por concreto, y en un área especifica mueren muchas, pues vivían en edificaciones elevadas y como juego de naipes caen una a una.
Nos empeñamos en ocupar espacios dónde inicialmente existió un curso de agua, olvidando que la vida es cíclica y ciertamente tras un torrencial en las montañas el agua tomara su curso inicial, y la fuerza de su caudal llevará a su paso todo lo que sea un obstáculo.
Es hermoso ver esas edificaciones que construimos justo cercanas al mar, pero nos olvidamos que el mar se adentra y así como la ola golpea el acantilado nos exponemos a ser un acantilado más donde el mar irrumpe.
Cuando entiendo que mi cuerpo esta en constante cambio, y que una simple alteración en una parte de el puede congestionar su totalidad. Como no entender que este planeta en sus constantes cambios el hombre se ha empeñado en adaptarlo a sus necesidades, olvidando vivir en armonía o simbiosis con el.
Y si nuestra condición humana más que cultivar la interrelación de pueblos se empeña en dominar creo que el resultado de ello no sea precisamente que Dios nos vaya a castigar, por el contrario nos estamos destruyendo día a día.
Creo que el llamado no es a cuidarnos de los castigos divinos, más di de modificar conductas que hemos realizado desde tiempos inmemorables. Creo que es la altura de respetar a cada ser viviente tal cual es, así como deseo que lo hagan conmigo. Dios nos ha regalo un mundo para revivirlo como parte de el, y no para someter el mundo a nuestros antojos, caprichos y aparentes necesidades. Respeto las tradiciones orales, pero también siento que el Amor del Padre y su misericordia es infinita.