La búsqueda de la Deidad.

El Ser Humano, debería entender de su dualidad, un cuerpo físico, un cuerpo etéreo, desde lo inimaginable de los tiempos, el hombre siempre busco un Ser Divino que le cubriera de protección, de dádivas, pero por más paleolítico que pueda emerger la idea de un Ser Supremo, hoy aún prevalece la misma búsqueda del Hombre.
Llamemos a esa Divinidad d ela manera que sea, y la representemos de cualquier manera, algo en el ser Interior trata de conectarse con ese ser.
Por ello nuestro cuerpo es temporal, tan sólo dura un soplo en el espacio, un correr de tiempo y queda su alma para la eternidad.
Si existe el cielo o el infierno, no es algo que me preocupa, ni pienso caer en temas teológicos, esos los dejos a los creadores de las religiones, ellos son buenos para eso.
Apenas acepto que no debo proceder mal contra otro ser humano, ni con el entorno natural de mi existencia, mi premisa y filosofía de vida se rige por NO HACER LO QUE NO DESEO ME HAGAN.
Puedo abstenerme por un instante de hacer algo por alguien, pues de pronto no soy conocedora del hecho en sí.
Siempre que puedo extiendo mi mano al que me la pide, creo no ser juzgada por lo que hago, sólo yo puedo vivir la consecuencia de mis actos, pero si puedo ser responsable por las omisiones conscientes.
Es como llegar ante ese ser Divino y esperar que te pregunte el porque hiciste tal y cual cosa, creo que más que eso nos preguntara porque dejaste de hacer y tomar tal actitud ante alguien que te pidió auxilio.
Hay quienes se emocionan ante deseos alcanzados, yo me emociono ante sentimientos palpitantes, y nada más gratificante que desde mis carencias pueda dibujar en el rostro de alguien una sonrisa.
Lo material perece y caduca con el tiempo, lo que inflama el alma, el corazón y se mantiene actual es lo que podemos vivir desde la nobleza de la esencia misma del Ser Humano.