Hay en el ocaso, una niebla opaca en momentos
E a tientas vamos coloreando la vida y los sueños
Entre el horizonte que resplandece y la tierra cercana de roce
Caminan nuestro idílico presente.
El viento resurge como sonajero de infantes que despiertan
La atención al juego de la vida
Es cuando el detener de nuestros pasos nos damos cuenta
El vacío de las manos, la carencia de lo que creímos sembrar
El tiempo es la arena que tratamos de retener en un cristal
Llamado reloj de arena, pero solo alcanzamos a comprender
El traslado de un lugar a otro luego de atravesar esa pequeño embudo
Cual filtro que nos tamiza la consciencia
Y siempre mil ocasos para admirar y recordarme
Que mañana hay un nuevo despertar.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Soledades....
Escrito por María Lasalete Marques en 12:10
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