Desde hace mucho
tiempo no sentía el deseo de mandar todo por los aires.
De decir hasta
hoy llega el mutismo, una vez más me hicieron sentir ese efecto de rabia, por
una afirmación hecha de injuria.
Detesto que
clasifiquen a alguien por sospechas avenidas de una mente que solo sabe juzgar
a los demás. Y que un día también dirigió a mí, sus dudas y resentimientos, acusándome
de algo que jamás hice. Porque cualquier explicación carece de verdad ante su
rabia.
Que afirma y degrada
con calificativos, que balbucea sin decir nada que merezca la pena. Creo que va
siendo hora de redimensionar mi espacio, de caminar el camino que debía haber
caminado años atrás.
Y lo que más me exaspera,
es hacer el papel del intachable, del lastimoso en un juego de manipulador de
consciencia.
Para volar no
hace falta más que alas y el deseo de alzar vuelo. Y hoy siento esa necesidad
imperiosa, estoy cansada, la negatividad envolvente me desconcierta, me carcome
y me resta fuerzas. Es como que los días dejaron de tener sentido alguno.
Tu por tu lado,
yo por el mío este sentimiento lo vivi ya una vez, y hoy me lo vuelven a
colocar delante, no hay un quieres venir conmigo, vamos.
Se le olvida que
la mayor herida me la hace con injurias y con indiferencia. No estoy en la
posición de volver al comienzo, no tengo que mendigar nada, no tengo que
mantener fachada, apenas tengo que ser quien decida en que historia de vida me
quiero reflejar. Y realmente no quiero ser reflejo de ninguna, apenas quiero
ser la mía.